Antes de tomar una decisión tan trascendental como dedicarse al emprendimiento, es bueno recordar que como emprendedor no habrá a quien echarle la culpa, pues el único responsable y culpable de todo será el mismo emprendedor.
Leao AL
En nuestra sociedad es típico estar buscando a quien echarle la culpa de nuestros errores, de nuestros fracasos y desaciertos, siempre estamos buscando un chivo expiatorio, una justificación, pero en el emprendimiento eso no es posible.
Ya no le podemos echar la culpa al jefe, al compañero o compañera, al cliente o al proveedor;NO, el emprendedor es el responsable por lo que se haga y deje de hacer.
Por ello, para ser un emprendedor con posibilidad de éxito, debemos despojarnos de todos esos vicios, creencias y costumbres que tenemos bien arraigadas, o de lo contrario tendremos desagradables sorpresas.
La principal falencia de un ser humano, y por supuesto de un emprendedor, es la renuencia a reconocer los errores, a reconocer la culpabilidad, a reconocer la existencia de los problemas, y como emprendedores, entre más tiempo nos tome reconocer que la embarramos, o que estamos metidos en un problema, más difícil será conseguir una solución.
En un mundo que corre rápido, la velocidad con que respondamos a un problema en buena parte nos traza el camino del éxito o del fracaso, y esa velocidad de respuesta se puede ver muy afectada si no logramos la humildad suficiente para reconocer rápidamente nuestros errores, nuestros problemas y nuestras debilidades.
Recordemos que la solución a un problema empieza cuando se reconoce el problema mismo, pero eso no se logra si estamos buscando culpables, justificaciones o excusas a todo momento.
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